El tiempo es un aliado únicamente si se sabe esperar: dos años de vida en libertad, en la dehesa, con dos montaneras para garantizar el doble aporte de bellota y sus saludables propiedades nutritivas; y, después, un mínimo de 48 meses de curación en Guijuelo, en secaderos naturales, al viento frío y seco de las sierras de Béjar y Gredos.
Mas de 75% de iberico